Como bien sabéis,
el 19 de Marzo, solemnidad de san José, se celebra el día del seminario. Es una
ocasión para presentar la vocación sacerdotal, como una opción de vida, junto a
otras opciones posibles. Como profesores, y como laicos, podéis ayudar mucho a
hacer comprender a los alumnos que la vida es vocación, llamada, proyección
hacia el futuro en un compromiso que abarca a toda la persona y la conduce a la
felicidad si encuentra el camino que Dios quiere para cada uno.
Hoy día, muchas
de las opciones que se toman están basadas en un pragmatismo económico que no
es el criterio fundamental para la elección.
Se prima lo que produce más dinero frente a lo que satisface los deseos
más íntimos del corazón, y, por tanto, lo más acorde con la persona. Un
planteamiento vocacional exige plantearse muchas preguntas: ¿para qué estoy
hecho? ¿qué dones he recibido de Dios? ¿Qué quiere Dios de mí? ¿Cómo puedo
servir mejor a la sociedad y a la Iglesia? Las preguntas sobre el sentido de la
vida y la entrega de uno mismo a los demás son fundamentales para descubrir la
vocación. Naturalmente, se necesita fundamentar bien la fe como una adhesión a
Dios y a Cristo.
La figura del
sacerdote, por otra parte, necesita ser bien presentada. A menudo, a través de
los medios de comunicación, se distorsiona convirtiéndola en una caricatura: o
se acentúan los aspectos más sociales de su ministerio, diluyéndose el
«misterio» que encierra su persona como llamado a representar a Cristo en medio
de la Iglesia; o se le espiritualiza de tal manera que parece un ser sin carne,
despreocupado de los problemas del hombre y de la sociedad. Conviene saber
presentar su figura para hacerla atractiva como lo es sin duda la figura de
Cristo que transmiten los evangelios, sin podar ninguna de sus facetas.
Desgraciadamente, no siempre las nuevas generaciones han tenido experiencia de
un sacerdote a su lado que haga surgir la pregunta: ¿sería yo un buen
sacerdote? ¿Me llamará Dios a mí? Por eso, en esta presentación de la figura
del sacerdote, puede servir el testimonio de tantos sacerdotes que han
entregado su vida con generosidad sirviendo a Dios y a los hombres. No faltan
ejemplos, testimonios, relatos y hasta películas buenas y vídeos que pueden
ayudar en esta tarea.
¡Mucho ánimo y creatividad!
Con mi afecto
cordial
+ César Franco
Obispo de Segovia